La hija del caníbal es una de esas novelas que están en las listas de pendientes y a la que todo el mundo debería acercarse. Rosa Montero combina a la perfección una historia de intriga y misterio con el verdadero propósito de la historia: mostrarnos el crecimiento y la evolución de Lucía, el personaje principal. Esta novela, en resumen, es una historia sobre ella, sobre las mujeres, lo que viven, lo que sienten y a lo que se enfrentan en silencio y en soledad. Sólo que en esta ocasión, podemos acercarnos a ella como espectadores privilegiados.
Lo mejor que tiene esta novela es la voz narradora escogida por la autora. La ironía y el sarcasmo campan a sus anchas por todo el texto y gracias a los matices de la historia consigue atraparnos desde el primer momento. Además, intercambiando el punto de vista entre distintos personajes conseguimos obtener una visión general de los hechos que están ocurriendo. Este salto entre narradores está llevado a cabo con absoluta maestría y consigue que el lector continúe enganchado al relato. La sensación general es que es un libro bien escrito.
La historia gira en torno al secuestro del marido de la protagonista, un empresario que de pronto, desaparece sin más. Y unos secuestradores que piden una cantidad de dinero bastante importante. Desde ese momento, todo parece enredarse aún más con la aparición de otros personajes como Félix, el típico abuelito Cebolleta, y Adrián, un vecino joven y demasiado idealista para la vida real.
Entre las disgresiones de unos y otros, las peripecias disparatadas llegan a idear y los momentos de debilidad de todos los personajes, Rosa Montero construye una historia llena de reflexión, optimismo y sobre todo, cotidianidad. La protagonista ofrece al lector, en su monólogo interior, una serie de reflexiones sobre la edad, la crisis de los cuarenta y las situaciones que sobrepasan al ser humano -y sobre todo, a la mujer- en un mundo frenético al que no le importa para nada el día a día.
Con el discurrir de la historia la protagonista va sufriendo una transformación en su pensamiento y sus actos -contagiando en ocasiones al lector- gracias a la acción del resto de personajes que conforman el relato.
Una buena historia sobre el paso del tiempo, los sentimientos humanos y la manera en la que nos enfrentamos a la rutina y a los contratiempos. Y, sin duda, una buena forma de conocer, por primera vez, a Rosa Montero.
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