La humanidad ha cambiado gracias al gran descubrimiento de La Cura. Ahora es posible vivir sin preocuparnos por la muerte, porque los humanos pueden mantener para siempre la Eterna Juventud.Si bien es un tema bastante trillado en la novela de ciencia ficción a lo largo de los años, Drew Magary nos da una vuelta de tuerca más mostrándonos un futuro no muy lejano en el que la humanidad va acostumbrándose poco a poco a los cambios que sufre la sociedad. La premisa que se cuenta en la historia es bastante atractiva: hasta ahora estamos acostumbrados a tener una fecha de caducidad y organizamos nuestra vida en torno a ello: nacemos, crecemos, nos relacionamos con el resto, elegimos una pareja, tenemos hijos, cambiamos de trabajo, nos jubilamos y morimos. Pero, ¿qué ocurriría si pudiéramos ser jóvenes para siempre? La sociedad comienza a convulsionar en los primeros momentos de esta historia acostumbrándose a la nueva realidad. Y, en cierto modo, nos hace reflexionar.
Destaca la forma en la que el autor presenta la historia: a modo de blog encontrado tras la devastación que tiene lugar tras la llegada de La Cura y los acontecimientos derivados de ella, se muestra al mundo para evitar que la historia vuelva a repetirse. Una especie de diario postapocalíptico que muestra el desarrollo de la sociedad y la degradación ante el que podría ser el mayor descubrimiento de la humanidad.
Lo mejor de este libro es la forma en que se retrata la sociedad, a través de la visión personal del protagonista y la recopilación de reportajes, noticias y sucesos aislados que van hilando la trama hasta dar lugar a un retrato bastante pesimista -todo sea dicho- de la evolución de la humanidad. Este formato hace mucho más interesante la lectura, ya que no sólo conocemos el punto de vista del protagonista, sino detalles mucho más amplios del universo en el que se encuadra la novela. Sin embargo, se queda un poco corto: hay detalles en los que el lector desea saber más y que quedan un poco deshechos entre toda la historia.
Lo cierto es que esta novela, a la que había echado el ojo desde su publicación en 2012, me ha sabido a poco, en parte por la estrategia de marketing de la editorial. "Tan ácido y divertido como David Safier o Eduardo Mendoza", reza la portada. Y, la verdad sea dicha, se queda un poco lejos de esta afirmación: falta ironía y diversión -es más, lo que vamos a encontrar es decadencia y desolación-. Sin embargo, sí es un buen libro en el que podemos adentrarnos en la psicología colectiva y en los temores que asolan día a día a seres humanos como nosotros. ¿Quién no ha soñado nunca en vivir mil años para cumplir todos sus sueños?
No hay comentarios:
Publicar un comentario