¿Imaginas poder conocer todas las consecuencias de tu vida? ¿En qué te habrías convertido de haber tomado otra decisión? ¿Y poder hacerlo a través de Facebook?
Este es el escenario que nos muestra El amor no es nada del otro mundo, una novela escrita a cuatro manos por Félix J. Palma y María Fortea. Dos de los elementos que rodean a esta historia (redes sociales y J. Palma) me atraían sobremanera así que leer este libro era casi una obligación. Y lo cierto es que no decepciona en absoluto.
El resultado de este experimento es una comedia de amor romántica muy divertida y alejada de los típicos clichés de este tipo de novelas, algo que se agradece hoy en día con el mercado sobresaturado de este tipo de novelas. Por el contrario, nos encontramos con una narrativa fresca, ocurrente y, en ocasiones, desternillante.
El protagonista de la novela, Ismael, peca del constante postureo que hoy vivimos en las redes sociales: obsesionado con hacer que su vida parezca más interesante que la de los demás y adicto a los selfies y las fotos de todos y cada uno de los eventos en los que se mueve. En el fondo, nos refleja un poco a todos los que tenemos redes sociales, ¿quién no ha pensado alguna vez aquello de "foto pal' Facebook"? A partir de esta premisa, los autores introducen la idea de un multiverso al que sólo podemos acceder a través de Facebook y donde podemos contactar con nuestro otro yo y todas las amistades del otro universo: una novia de la infancia, un amigo perdido, incluso seres queridos que han muerto en nuestro "lado" y que allí aún siguen vivos.
Y en medio de todo eso, una historia de amor incomprendido que acaba convirtiéndose en un triángulo amoroso entre los distintos universos. La prosa fresca de los autores hace que la novela se lea fácilmente, empatizando rápidamente con todos los personajes y consiguiendo sacarnos más de una sonrisa en determinadas situaciones.
El ritmo de la historia va aumentando con una rocambolesca idea que va cobrando forma hacia el final de la novela y que nos deja un final sorprendente con un truco de magia que, en el fondo, los autores no estaban mostrando desde el primer momento. El viejo truco de esconder algo a la vista de todos. Y realmente funciona.
A lo largo de la novela vamos conociendo a los habitantes de esta historia, muy bien trazados y perfilados y llenos de matices. Si ya de por sí es complicado dotar de una personalidad propia a los personajes de una novela, si encima hay que hacerlo por duplicado y añadiendo pequeños matices, el mérito es mayor. Amy/Mandy el Ismael protagonista y su gemelo en el otro mundo, Júnior/Víctor y el resto de personajes nos aportan una gran variedad que nos hace amarlos y odiarlos a partes iguales por sus actos. De hecho, en un determinado momento de la novela tendremos dudas sobre si lo que va a pasar es lo que queremos leer realmente o no.
En El amor no es nada del otro mundo encontraremos una mezcla de novela romántica con comedia y una pizca de ciencia ficción, lo justo para que los no aficionados a este género disfruten de la historia y los que sí lo somos nos quedemos con ganas de más. Y todo ello, aderezado con reflexiones sobre las relaciones humanas y la manera que tenemos de vivir la vida basándonos en lo que los demás opinan de nosotros. Algo necesario en una época en la que tendemos a vivir más en las redes sociales que en nuestra propia vida. En definitiva, un libro ameno, original y lleno de magia.
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