El Círculo nos enseña una realidad que podría llegar en muy poco tiempo. Menos de lo que pensamos. A medio camino entre la distopía, la ciencia ficción y la novela profética, Dave Eggers juega con el lector con una novela que engancha, mantiene en vilo y hace reflexionar al lector. Incluso a asustarlo con el leitmotiv de esta novela, que no es otro que el control de la información.El Círculo es una gran empresa que ha monopolizado casi por completo la actividad online de los usuarios. Desde redes sociales hasta compras online, dispositivos de seguridad y todo tipo de aplicaciones que podemos usar en nuestra vida diaria. ¿Os suena de algo? Lo cierto es que cuando me han preguntado por el argumento de esta novela mientras la iba leyendo lo resumía en una frase: "Lo que pretenden ser Google o Facebook dentro de unos años". Y es que Eggers ha sabido jugar muy bien con el lenguaje de los social media y transmitir al lector una sensación de que mucho de lo que se narra en este "futuro" ya está aquí bajo el control de nuestra presencia en el mundo online.
En la novela conocemos la historia de Mae, que acaba de ser contratada en El Círculo y que equivale al no va más del trabajo. Gracias a una amiga que ya está asentada en la empresa consigue un pequeño puesto en el departamento de Atención al Cliente (algo parecido a lo que hoy conocemos como community manager) y en el que irá ascendiendo a lo largo de la novela hasta llegar a convertirse en una especie de gurú mundial de la propia empresa. Es especialmente destacable la evolución psicológica de la protagonista, y como poco a poco va siendo alienada por los intereses de esta empresa y por la integración en una sociedad en la que estar hiperconectado es crucial para el día a día. No se trata sólo de estar informado, de agregar en tus redes sociales a los jefes o de subir una foto de vez en cuando, sino de vivir por y para la comunicación y la sociedad.
El Círculo puede catalogarse en cierto modo como distopía, aunque queda aún muy lejos de las novelas clásicas que dieron el nombre y marcaron las pautas de este subgénero. Sin embargo, sí que logra transmitir esa sensación de incomodidad y de que algo no va bien en la sociedad si seguimos caminando hacia esta situación hipotética -o no-. Tanto es así que al acabar la lectura es posible que sientas una ligera sensación de rechazo hacia el smartphone que te espera encima de la mesa con el aviso de notificación guiñando para que leas los mensajes pendientes.
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