El susurro de la caracola es una de esas novelas que levantan recelo en cierto tipo de público antes de acercarte a ellas. Su autor, el periodista Màxim Huerta, a pesar de su carrera en los informativos, es conocido por su trabajo en el programa de Ana Rosa Quintana. Este motivo es el que se convierte en una gran barrera para muchas personas a la hora de enfrentarse a sus novelas. No negaré que para mí era uno de los prejuicios que me hacían dejar para más adelante la lectura de este libro. Una vez vencida esta resistencia, el resultado es una novela que puede tener el mismo destino que su autor: o te gusta o lo odias.
Lo cierto es que El susurro de la caracola nos muestra una premisa que a priori puede sonar interesante: Ángeles, una mujer que huye del destino y que se obsesiona con un joven actor que ha visto en una gran imagen promocional en los cines de la Gran Vía. Desde ese momento, su vida girará en torno al joven desconocido hasta llegar a acercarse a su entorno más íntimo. De hecho, durante los primeros momentos, el libro consigue atrapar al espectador por su inicio in media res.
Más adelante, sin embargo, la narración va desinflándose y llega a hacerse lenta para el lector. No obstante, la necesidad de conocer el final hace que sigamos leyendo hasta descubrir el misterio que envuelve la vida de la protagonista. Que, por otra parte, aunque sorprendente, puede llegar a ser un poco previsible para lectores avispados.
El estilo es sencillo y sutil, con cierta delicadeza en la narración. Un tono adecuado que consigue trasladarnos al interior de la mente de la protagonista, llegando a interiorizar sus miedos, sus preocupaciones que la llevan a ejecutar sus actos. Personalmente, a lo largo de la lectura he tenido momentos de amor y odio, como la marea que lleva a la orilla las caracolas que colecciona la protagonista. Hay quien puede ver en la obsesión enfermiza de la protagonista una profunda sensibilidad que la hace justificar todos sus actos y quien, como es mi caso, no puede llegar a comprender al completo la psicología del personaje.
Otro de los puntos flacos, a mi parecer, de esta novela, es el final: un poco precipitado que deja con una sensación de desconcierto que no sabemos muy bien cómo digerir. Tal vez unas páginas más para cerrar mejor la historia nos hubiera hecho saborear mejor la historia. En definitiva, una novela ligera, sencilla e idónea para aquellos momentos de transición en los que no queremos una historia profunda pero sí una novela que nos permita un momento sosegado
Lo cierto es que El susurro de la caracola nos muestra una premisa que a priori puede sonar interesante: Ángeles, una mujer que huye del destino y que se obsesiona con un joven actor que ha visto en una gran imagen promocional en los cines de la Gran Vía. Desde ese momento, su vida girará en torno al joven desconocido hasta llegar a acercarse a su entorno más íntimo. De hecho, durante los primeros momentos, el libro consigue atrapar al espectador por su inicio in media res.
Más adelante, sin embargo, la narración va desinflándose y llega a hacerse lenta para el lector. No obstante, la necesidad de conocer el final hace que sigamos leyendo hasta descubrir el misterio que envuelve la vida de la protagonista. Que, por otra parte, aunque sorprendente, puede llegar a ser un poco previsible para lectores avispados.
El estilo es sencillo y sutil, con cierta delicadeza en la narración. Un tono adecuado que consigue trasladarnos al interior de la mente de la protagonista, llegando a interiorizar sus miedos, sus preocupaciones que la llevan a ejecutar sus actos. Personalmente, a lo largo de la lectura he tenido momentos de amor y odio, como la marea que lleva a la orilla las caracolas que colecciona la protagonista. Hay quien puede ver en la obsesión enfermiza de la protagonista una profunda sensibilidad que la hace justificar todos sus actos y quien, como es mi caso, no puede llegar a comprender al completo la psicología del personaje.
Otro de los puntos flacos, a mi parecer, de esta novela, es el final: un poco precipitado que deja con una sensación de desconcierto que no sabemos muy bien cómo digerir. Tal vez unas páginas más para cerrar mejor la historia nos hubiera hecho saborear mejor la historia. En definitiva, una novela ligera, sencilla e idónea para aquellos momentos de transición en los que no queremos una historia profunda pero sí una novela que nos permita un momento sosegado
No hay comentarios:
Publicar un comentario