Se queda corta la faja de Cicatriz cuando, en la contraportada se indica "Desearás leer más deprisa. Devorarás las páginas". Y es que eso es, precisamente, lo que ocurre durante la lectura de esta novela de Juan Gómez-Jurado. Si en El Paciente ya daba cuenta de su capacidad a la hora de escribir historias trepidantes que te impiden dejar de leer, con Cicatriz se confirma esta maestría. Y es que a lo largo de las 512 páginas que componen la novela se hace difícil detener la lectura.
Lo cierto es que cuanto menos sepamos de esta novela, mucho más la disfrutamos. Quizás por ese halo tan enigmático en torno la historia, a la que nos acercamos de la mano de uno de los protagonistas, con un adelanto trepidante que casi nos revela el final de la obra antes de empezar, es por lo que nos cautiva tan rápido.
La historia es un thriller, sin lugar a dudas, pero encierra mucho más. Una historia de amor, pero no de ese amor idealista y lleno de mariposas, sino un amor que duele, que te hace dudar. Y que en más de una ocasión te hará pensar si realmente lo conocemos todo del otro. Todo ello, envuelto en una trama dolorosa que te atrapa de una manera casi empática, sintiendo como propio todo el pasado de los protagonistas y sus motivaciones.
A lo largo de sus páginas viajamos de Chicago a Ucrania y a rincones oscuro y recónditos del mundo. Conocemos episodios dolorosos de un pasado no muy lejano y nos adelantamos a un futuro informático que quizás no esté tan lejano como pensamos. Y en ningún momento nos sentimos perdidos. El hilado de todas las tramas en este libro se hace con la precisión de cirujano. Este detalle es importante: añade a la narración un toque más fluido y, a la vez nos hace querer seguir leyendo para volver a la historia que habíamos interrumpido. Pero cuando volvemos a ella, queremos seguir leyendo sobre esta otra trama que hemos dejado momentáneamente. Una muestra más del buen hacer de Juan Gómez-Jurado a la hora de intercalar las distintas partes de la novela, alternando entre la primera y la tercera persona con gran acierto.
Mención especial merecen los personajes, bien hilados, con claroscuros que los hacen aún más interesantes para el lector. A través de la historia los vemos moverse en varios espectros que van desde la comodidad de la vida normal hasta los instintos más bajos y ruínes del ser humano. Un viaje que el lector experimenta mano a mano con los personajes y que llega a doler.
En resumen, una novela imprescindible en este año, para todo tipo de lector que quiera dejarse llevar por esta historia trepidante. Sólo un aviso: disfrútala con tiempo porque no querrás dejar sus páginas hasta conocer cómo acaba esta historia. Tu primer error será comenzar a leerla.
Lo cierto es que cuanto menos sepamos de esta novela, mucho más la disfrutamos. Quizás por ese halo tan enigmático en torno la historia, a la que nos acercamos de la mano de uno de los protagonistas, con un adelanto trepidante que casi nos revela el final de la obra antes de empezar, es por lo que nos cautiva tan rápido.
La historia es un thriller, sin lugar a dudas, pero encierra mucho más. Una historia de amor, pero no de ese amor idealista y lleno de mariposas, sino un amor que duele, que te hace dudar. Y que en más de una ocasión te hará pensar si realmente lo conocemos todo del otro. Todo ello, envuelto en una trama dolorosa que te atrapa de una manera casi empática, sintiendo como propio todo el pasado de los protagonistas y sus motivaciones.
A lo largo de sus páginas viajamos de Chicago a Ucrania y a rincones oscuro y recónditos del mundo. Conocemos episodios dolorosos de un pasado no muy lejano y nos adelantamos a un futuro informático que quizás no esté tan lejano como pensamos. Y en ningún momento nos sentimos perdidos. El hilado de todas las tramas en este libro se hace con la precisión de cirujano. Este detalle es importante: añade a la narración un toque más fluido y, a la vez nos hace querer seguir leyendo para volver a la historia que habíamos interrumpido. Pero cuando volvemos a ella, queremos seguir leyendo sobre esta otra trama que hemos dejado momentáneamente. Una muestra más del buen hacer de Juan Gómez-Jurado a la hora de intercalar las distintas partes de la novela, alternando entre la primera y la tercera persona con gran acierto.
Mención especial merecen los personajes, bien hilados, con claroscuros que los hacen aún más interesantes para el lector. A través de la historia los vemos moverse en varios espectros que van desde la comodidad de la vida normal hasta los instintos más bajos y ruínes del ser humano. Un viaje que el lector experimenta mano a mano con los personajes y que llega a doler.
En resumen, una novela imprescindible en este año, para todo tipo de lector que quiera dejarse llevar por esta historia trepidante. Sólo un aviso: disfrútala con tiempo porque no querrás dejar sus páginas hasta conocer cómo acaba esta historia. Tu primer error será comenzar a leerla.
Pareces un crítico literario profesional :D a ver si coincide que escribas sobre un libro que yo ya haya leído y puedo comentar algo constructivo también ;) sigue dándole duro!
ResponderEliminarP.D.: Lo que más me ha gustado ha sido el dibujito jaja eres igual!
Alicia Sánchez.
¡Muchas gracias, Alicia! Seguro que coincidimos en más de una lectura, ¿alguna sugerencia? ;)
EliminarPD: Jajaja, me encanta que te guste el muñequito :P